lunes, 24 de junio de 2024

Adioses Inciertos (Canción)

Adioses inciertos

(Letra y música: José Piedralba)

Me dices que te vas detrás del beso

de una quimera aún desconocida

que olvide que no espere tu regreso

que es un amor suicida.

 

Me dices que aunque llorarás mi ausencia

en otra piel, ajena a mi costado

prefieres la verdad a la apariencia

la urgencia del pecado.

 

Que no puedes volver una mañana

mendigando perdón como consuelo

estando dividida tu manzana

tras degustar el cielo.

 

Me dices que es difícil confesarse

sobre el latido que te necesita

cuando la piel lejos de marchitarse

entre escombros palpita.

 

Me dices que no quieres verme triste

aunque me estés pidiendo un imposible

que el sueño que persigues aún no existe

que es un hombre invisible.

 

Que no puedes volver de madrugada

pidiendo un corazón agradecido

tras desnudar tu pena desconchada

en un Edén prohibido.

 

Que no puedes volver hacia mi cama

buscando redención y amor sumiso

tras consumir retales de tu llama

en otro paraíso.


(Del Disco-Libro "CORAZONES EN EL PRECIPICIO", Oviedo 2013)




miércoles, 19 de junio de 2024

Soneto Para Ella (IV)

 

¿Cómo puedo decirte que te quiero

sin mostrarme infantil o posesivo

demasiado cursi o repetitivo...?

¿Cómo puedo lograr que sea sincero?

 

¿Cómo puedo desnudar mi tintero

de previsibles versos cuando escribo

y atrapar indefenso al adjetivo

que tú eres?¿Cómo puedo? En ello muero.

 

Y se van las palabras de mi lado

cansadas y cobardes, tienen miedo

de intentarlo y luego haber fracasado.

 

Sin embargo no me rindo y me quedo

moribundo, pensativo y embobado

¿Cómo puedo expresarme, como puedo?


(Del Libro "SONETARIO" , Oviedo 2006)







Crítica cinematográfica a El Último Tango en París ( Bernardo Bertolucci, 1972)

 Valoración 8/10 

La aprendiz y el cadáver.

La descomposición del ser humano y la juventud en incesante búsqueda se entrelazan en este desolador relato de autodestrucción, pesimismo y miseria. De un lado de la balanza tenemos a un hombre con el corazón y el alma en estado terminal, y del otro a una joven insegura e inexperta que se deja caer en sus brazos sin preguntas ni compromiso, en un terreno neutro, vacío de dudas y sentimientos, comenzando un desgarre en caída libre que desemboca en un harakiri emocional donde solo cabe la muerte tras el ocaso, o la metamorfosis tras la catarsis.

 

Puede que Marlon Brando realice aquí la actuación de su vida cuando transforma a un  hombre fracasado, cansado y viejo, en un ogro que antes de emprender el camino a la tumba, decide zamparse por una vez a una presa a la que intuye más desorientada e indefensa que si mismo. Él, que sólo fue un títere en manos de todos, busca la redención imposible a través del juguete moldeable que se ha encontrado, una María Schneider que se siente tan  fascinada como asqueada bajo las garras de la bestia.

 

Obviamente la inevitable obsesión de Brando por su experimento, camina paralela a la creciente repulsión que comienza a sentir su conejillo de indias. Tras el choque inicial de identidades opuestas, él se agarra, no sólo a lo único que le queda, si no también a la continuación de la única acción valiente (por salirse de la norma) que ha realizado a lo largo de su existencia. Ella solo quiere desaparecer, mantenerse lo más lejos posible del territorio que le marcó aquel hombre, por el que tal vez sintió alguna vez algo noble pero al que ahora ve como alguien despreciable y ajeno.

 

Y después de decirse sus nombres solo queda el abismo. Abismo de rendición y tristeza. Conscientes ambos de que nunca más serán capaces de volver a amar llega el suicidio, terrenal para él que ya había jugado (y perdido) todas las partidas, existencial para ella, marcada para siempre, aceptando desarmada un futuro que odia. Puede que tal vez fuera su primer encontronazo sexual lo único feliz de sus vidas. Al menos en aquellos minutos, de sexo animal, no sintieron dolor, solo placer y libertad, antes de que comenzaran a caminar, tan juntos como separados, hasta el límite sin retorno de su propio precipicio.


(Del Libro "El Cine Que Respira", Oviedo 2014)




 


lunes, 10 de junio de 2024

En horas bajas (Canción)

En horas bajas   

(Letra y música: José Piedralba)

Mi silencio te siente más allá de la furia

inseguro, impaciente y te intenta buscar

en el cuarto creciente de mi sed y penuria

en las bellas durmientes de algún lúgubre bar.

 

Mi deseo palpita sobre la madrugada

en la pluma marchita que te intenta llorar

cuando te necesita mi pena enamorada

cuando mi alma transita y naufraga en el mar.

 

Tan pedazo de ti, tan de rebajas

tan extraño de ti, tan en picado

tan falto de piedad y de pecado

témpano de alquiler en horas bajas.

 

Tu beso se fugó y con él mi placebo

una quimera ardió con sobras de tu amor

dices adiós y yo cobarde no me atrevo

a susurrarte no, quédate que es mejor.

 

Tu recuerdo me cala, la paciencia me quema

el tiempo es una bala rumbo a mi corazón

y la noche apuñala mi más triste poema

mientras mi piel exhala para ti esta canción.

 

Tan pedazo de ti, tan de rebajas

tan extraño de ti, tan en picado

tan falto de piedad y de pecado

témpano de alquiler en horas bajas.

 

Tan partido de ti, tan en rodajas

Tan asido de ti, tan separado

tan lleno de ansiedad, desamparado

témpano de alquiler en horas bajas. 

 

(Del Disco-Libro "CORAZONES EN EL PRECIPICIO", Oviedo 2013)



Su Crimen (Canción)

 Su Crimen                                      (Letra y música: José Piedralba)  Era madrugada y no quería besar  tan solo callaba con mira...