miércoles, 22 de mayo de 2024

Soneto a la Noche

NOCHE 

La noche, mientras duermen los formales

repica en mi cuarto y entra con su vela

tiñe en negro bohemia los cristales

y por mi piel y mi alma se me cuela.

 

Me guiña un ojo y me pregunta: ¿sales?

y con su luz mi sueño se desvela

y me escapo de juerga y carnavales

o sigo con mi verso o mi novela.

 

Bajo la triste luna he fracasado

labios inadecuados a mi boca

que olvidé tarde y mal de copa en copa.

 

Pero también allí he enamorado

en la luna no triste sino bella

a ti, la que más quiero, mi doncella.   

 

(Del libro "SONETARIO", Oviedo 2006)




martes, 14 de mayo de 2024

Crítica cinematográfica a El Cartero Siempre Llama Dos Veces (Bob Rafelson, 1981)

Valoración 8/10  

Erecciones comprometidas.         

La adolescencia. Esa etapa en la que si eres del montón todo trascurre como si estuvieras de paso. Los ligues se cuentan con los dedos de una mano, los desplantes por decenas. Y por ahí andaba yo, a los catorce, quince, dieciséis años, desorientado, enamorándome una y otra vez de la mujer equivocada, ahogado en alcohol, en el hilo que separa la poesía del precipicio. Como problema añadido, el apéndice de mi cuerpo que se encuentra entre las dos piernas no daba tregua. Necesitaba ser atendido y mimado a todas horas. A las tres de la madrugada, al despertar, a media tarde, a medianoche, aquello no se estaba quieto. En perpetua posición angular casi vertical y a falta de una chica solícita que le diera estabilidad, mi mano derecha llevaba a cabo interminables sesiones onanistas para calmar a la bestia.

Como parte de aquellos tiempos confusos la televisión también contribuía a menudo al calentamiento global de mi cuerpo. Imposible recordar cuantas veces me sentaba en el sofá familiar, después de la cena, esperando toparme por vía catódica con un cuerpo desnudo femenino que alimentara posteriormente en la cama mi imaginación de salido impenitente. Como tapadera de mi inquieto misil inguinal  cuando la tele me regalaba unos pezones, un revolcón de tapadillo o en el summum de mi calentura un desnudo integral, antes de que la inminente erección produjese a la vista de toda la familia un Everest en mi pijama, colocaba un cojín sobre mis partes nobles mientras mi cara enrojecía sobrepasada por la situación en una mezcla de inevitable excitación, impotencia y vergüenza.

Y de entre todas aquellas noches, viendo películas con mis padres y hermanos, hubo una de pasar a la historia por la imparable erección atómica que me produjo en una escena que recordada a día de hoy aún eriza cada poro de mi piel. Aquel Jack Nicholson caníbal bajándole las bragas a una Jessica Lange explosiva hasta la médula, sobre la mesa de una cocina polvorienta para luego llevar a cabo dios sabe que uno encima del otro, se merece el puesto de honor de todas las erecciones comprometidas, simuladas bajo cojín, que aquel imberbe adolescente presenció en aquellos años de niebla e incontinencia seminal.

Puede que vista con los ojos y no con otras partes del cuerpo, esta revisión de un clásico, imperecedero por si mismo, no esté a la altura, pero el imborrable recuerdo de las manos del viejo Jack hurgando entre las bragas de Jessica le sube por lo menos un par de puntos. Tal vez hasta me esté quedando corto.

 Disfrútenla.


(Del libro "EL CINE QUE RESPIRA", Oviedo 2014)







domingo, 5 de mayo de 2024

Gratis (Canción)

Gratis

(Letra y música: José Piedralba)


La luna que traes contigo

recogida tras tu abrigo

es gratis.

 

El oasis de tu ombligo

el beso que no mendigo

es gratis.

 

El te quiero que te pido

mientras quito tu vestido

es gratis.

 

El tic-tac de tu latido

prediciendo un estallido

es gratis.

 

Que te duermas con mis cuentos

fugaces encantamientos

es gratis.


Explorar los sentimientos

de tu rosa de los vientos

es gratis.

 

Germinar entre esos besos

trasparentes y traviesos

es gratis.

 

Naufragar hasta el exceso

en la carne de tus huesos

es gratis.


    Eclipse carnal

    en cuarto creciente

    Luna pasional

    resplandeciente

    y sin final

    y sin final.


Que seas chispa, llama, hoguera

musa o dama, mansa o fiera

es gratis.

 

Desde el cielo a tu cadera

deshacer la cremallera

es gratis.

 

Arañar tu rosaleda

que se enreda y desenreda

es gratis.

 

Dormitar en la vereda

de tu pecado de seda

es gratis.


Tu piel acomodaticia

desprovista de malicia

es gratis.

 

La calma de tu caricia

el jardín de tu delicia

es gratis.

 

Tu mirada que fascina

reposada y leonina

es gratis.

 

El verso que te ilumina

la canción que te imagina

es gratis.


    Eclipse carnal

    en cuarto menguante

    Luna de cristal

    todo fue un instante

    y te me vas

    y te me vas.


(Del Disco-Libro "CORAZONES EN EL PRECIPICIO", Oviedo 2013)







Soneto a Bogart

Bogart Curtido rostro, cicatriz, piel seca petrificadas venas, tipo duro cínica sonrisa, agridulce mueca nubes en la frente, en el alm...