Valoración 2/10
A mis lobotomizados de 30 años.
El grandísimo Miliki, hombre de mundo,
payaso inolvidable, hombre-orquesta del circo y el entretenimiento, cautivó a
toda una generación de niños con su fuente inagotable de talento. No sobraba
arte en el resto de su familia, encantadores de serpientes todos ellos, pero
despuntaba Miliki como aquel bufón tierno y maravilloso que dirigía de una
manera exquisita a las audiencias infantiles, con sus trucos de tahúr, sus
historias cercanas al absurdo y sobre todo con un puñado de canciones que
captaban la esencia de la infancia y la inocencia en su punto exacto. Miliki,
¿Que se puede decir de algo como Susanita tiene un ratón? pues, que eras el rey
amigo, y como buen rey aunque nosotros crecimos tu nunca nos abandonaste.
Cuando los payasos de la tele habían sido olvidados, cuando te dimos la
espalda, cuando renegábamos de ti a la primera de cambio, cuando Susanita y
tantas otras habían sido destrozadas en noches de etílico sacrilegio, hubiste
de volver para recordarnos no sólo quien eras tú si no quien habíamos sido,
alguna vez, todos nosotros, a día de hoy pobres diablos esclavos del tedio y la
rutina.
Háganse un favor, cómprese todos ustedes
treintañeros con un pie en la soledad y otro en el abismo el obligatorio, por
medicinal y chamánico, cd, publicado hace muy poquito "A mis niños de 30
años" ¿Se acuerdan de "La gallina Turuleca"? Ahí la tienen y
Miliki quiere cantársela de nuevo, mírense de paso la barba y aféitensela al
ritmo de "Mi barba tiene tres pelos", de camino al trabajo pongan a
todo volumen en su coche aquel himno de la excursión y la bocina que era, es y
será "En un auto nuevo". Pueden decirme, estimados adultos, que ya
tienen el cd y que les ponen esas canciones a sus hijos. Mentira, esas
canciones te las pones para ti y tus hijos seguramente piensen que eres un
chiflado y aunque disfrutarán como no podría ser de otra manera, no lo harán ni
la mitad que tu, que deseas sin duda arrancarte la corbata y cantar a pleno
pulmón a la pata coja encaramado en la mesa de la cocina.
Y si yo quería hablarles de Miliki era en
realidad para compararlo con Hollywood. Hace 30 años Hollywood bullía, y seguía
elaborando magia. Pero aquello hace mucho que se terminó. Hollywood ha muerto y
una vez asumido su deceso pretende idiotizar al máximo a todo su público
potencial. Esta película, dirigida supuestamente a la audiencia treintañera es
una buena prueba de ello. ¿Que se pretende con algo tan malo? La lobotomización
del adulto medio, que ha tirado la toalla en casi todo. Va al cine, en un acto
más realizado por inercia y cree además que ha visto algo bueno, porque le han
dicho que es bueno, pero si pudiera pensar libremente durante unos segundos se
daría cuenta de que ha desperdiciado su tiempo y que aquello no vale para nada.
Porque lo que necesita Hollywood ahora mismo, lo único que puede salvarlo es un
Miliki que le haga recordar lo que fue, mientras seguimos esperando nos
pondremos otra vez sus canciones, el antídoto perfecto para tanta lobotomía.

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