miércoles, 15 de octubre de 2025

Crítica Cinematográfica a Lylia Forever ( Lukas Moodysson, 2002 )

Valoración 7/10

El cielo no es la solución.

Lylia forever nos cuenta la historia de una adolescente rusa que en una sucesión de acontecimientos se verá abocada contra su voluntad al tortuoso y abominable escenario de la prostitución de menores. El film juega con la confrontación existente entre la inocencia y el oscurantista e interesado mundo adulto, reflejándose la primera en el personaje de Lylia y en su amigo Volodia un niño de menor edad con el que teje una relación de protección y complicidad. En contraposición a ellos las personas que interaccionan a su alrededor se mueven exclusivamente por sexo o dinero, ajenos a sentimientos y valores éticos.

 

Esta dualidad está presente desde el inicio del film y los espectadores somos cómplices de ella porque anteponemos nuestra propia visión a lo que Lylia por inexperiencia y confianza es incapaz de percibir. Los sucesivos desengaños que sufre los intuimos antes de que estos tengan lugar lo que provoca a su vez una identificación con el personaje que se acentúa a medida de que los hechos se tornan cada vez más inadmisibles. Esta misma conexión se consigue con el pequeño Volodia, más aún cuando su labor como consejero de Lylia se nivela en su punto justo de sabiduría, amor y pureza. Rodeados por un entorno cada vez más hostil sus conversaciones, sueños y juegos los aferran a la vida.


La separación entre ambos mediada por un hombre adulto que de nuevo esconde a un lobo bajo su piel conducirá a Volodia a la soledad y la desesperación y a Lylia al enfrentamiento con la más cruel de las realidades y es entonces cuando Moodysson decide tirar por un camino demasiado simplista, a la vez que desubicado e ineficaz para dar cierre a una historia eminentemente terrenal y humana. Se nos abre así la vía mística donde tienen cabida los ángeles y la existencia de un hipotético cielo como liberación del sufrimiento produciéndose así una ruptura demasiado brusca en su desenlace que no termina de encajar ni en el tono en el que está contada la película ni en los terribles hechos que narra.

 

El mayor problema al que se enfrenta Moodysson surge al explorar esta vía de resolución celestial puesto que puede producir una confrontación en las sensaciones que hasta ese momento estaba experimentando el espectador. El rechazo hacia uno de los actos mas deleznables que puede realizar el ser humano estaba siendo conseguido de una forma mas que correcta por los medios utilizados por Moodysson, de la misma manera que nuestra empatía con Lylia y Volodia fluía con naturalidad sin necesidad de recurrir a los recursos de los que hace uso en el desenlace de la historia.

 

Siendo Lylia Forever una película triste que esconde a su vez belleza en su interior lo preferible sería que situaciones como la expuesta se solucionaran y erradicaran en el mundo real. Los ángeles al igual que los demonios están en la tierra y aunque hacen menos ruido son mucho más numerosos. 


( Del Libro " EL CINE QUE RESPIRA " , Oviedo 2014 )


 





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