lunes, 12 de mayo de 2025

Critica Cinematográfica a El Moderno Sherlock Holmes (Buster Keaton, 1924)

Valoración 9/10

La compleja sencillez del arte.

Siempre he creído que el único fallo de los hermanos Lumiere fueron los fotogramas escogidos para mostrar su gran descubrimiento al público: la fría llegada de un tren. Esto demuestra que ante todo los Lumiere no eran artistas si no científicos, y sí, trajeron el invento pero no supieron darle el uso adecuado. Por suerte para nosotros hubo gente con inquietudes que supo ver las posibilidades que aquella nueva técnica podía ofrecer. Uno de ellos se llamaba Buster Keaton.

Y debemos agradecerle a Keaton que no se perdiera en vericuetos políticos, idealistas o pretenciosos como hicieron otros pioneros del cine, escogiendo un camino mucho más cercano al hombre de a pie que acudía a ver aquellas primeras películas mudas. El amor y la risa, eso es Keaton lo cual no quiere decir que su cine no fuera extraordinariamente complejo. Tomando como base dichos elementos universales para combinarlos de una manera inteligente ha conseguido que sus películas permanezcan a día de hoy tan frescas y vitalistas como hace ya casi un Siglo.

Le tengo además un cariño especial a El Moderno Sherlock Holmes por ser la primera película que utiliza el recurso del cine dentro del cine desarrollándose en el interior de la pantalla la mayor parte del metraje, fundiéndose de manera espléndida con el principio y el final que se desarrollan en el mundo real. Entremedias una situación cómica detrás de otra algunas realmente buenas y como siempre una historia de amor que es realmente de lo que Keaton quiere hablarnos aunque se ampare en esta ocasión en una liviana trama de ladrones y detectives.

Me gusta Keaton por su sencillez y porque su forma de ver las cosas es muy similar a la mía. Aquí lo que importa es quedarse con la chica, ese es el arte y esa es la vida, y esa es también la diferencia entre un creador y un científico. Si Keaton hubiera inventado el cine su primera proyección pública no hubiera consistido en mostrar las imágenes de un tren en movimiento, seguramente hubiera escogido la magia de un beso en el que previamente el galán hubiera resbalado sobre la acera. Amor y risa atrapando la misma esencia del arte. Un genio Keaton y también un sabio. Y por encima de ambas cosas un hombre.


(Del Libro "EL CINE QUE RESPIRA", Oviedo 2014)




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