Curtido rostro, cicatriz, piel seca
petrificadas venas, tipo duro
cínica sonrisa, agridulce mueca
nubes en la frente, en el alma un muro.
Sólo parece niño cuando peca
abrazando a Bacall sin más futuro
que el agrio adiós que aquella otra muñeca
le estampó en Casablanca, crudo y puro.
Nadie con su carisma echando un trago
o susurrando humo desde el infierno
¡cuanta actitud chulesca y desparpajo!
Él, Ilsa, arde París, amor aciago
Él, Vivian, arañando el sueño eterno
Él, Rose, en una barca río abajo.
(Del Libro "SONETARIO", Oviedo 2006)
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