A veces cuando rompes el vestido
de tu frágil
inocencia desatas
un animal en
celo en mi escondido
de urgencias
e intenciones insensatas.
Cuando miles
de flechas de Cupido
van abriendo
en tu cuerpo cataratas
voy
persiguiendo el mar y el alarido
y me
pierdes, me abismas y me matas.
Cuando eres
tan mujer, tan pasional
tan volcán,
tan harén, tan seductora
tan envuelta
en pecado, tan carnal.
Aunque late
mi sed a mil por hora
mi corazón
se para en el umbral
de tu boca allí donde se enamora.
(Del Libro "SONETARIO", Oviedo, 2006)
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