Valoración 8/10
La esencia caótica.
Debía tener unos 13 años cuando vendí mi
alma al Rock and Roll. Una elección importante. Puede que a día de hoy no sea
directivo de una gran empresa, y que mi cuenta corriente espante a todas las
pretty womans que pueblan la tierra. Pero... puedo decir que lo he vivido
colega. Formar una banda de rock en el instituto es la mejor opción para una
época empañada por las litronas y la masturbación. Guns N' Roses eran la banda
del momento y no había una sensación más excitante que maltratar una guitarra
hasta sacar nota a nota el imponente riff agudo de "Sweet Child O' Mine".
Y luego vinieron aquellos primeros conciertos inolvidables, en los bares del
barrio. Rock sudoroso, garitos de mala muerte, humo tóxico, whisky de garrafa.
Y las chicas. Las chicas más peligrosas de la ciudad. Maldita sea, no se ponían
por ti si no por el maldito Rock and Roll.
Sentir la música, hablar de ella. Y un eterno dilema. ¿Cuál es el mejor guitarrista? Bizantina discusión: para unos era Keith Richards, para otros no. Yo me quedé con Slash unos años, con Jimmy Page después, con Angus Young más tarde. Pero Keith siempre estaba allí. Ganaba por mayoría.
Y por eso si alguien me pregunta hoy en día sé que ya no dudaré en mi respuesta porque por fin me he enterado de que va el rollo. Keith no es el guitarrista más técnico, tampoco el más eléctrico pero es la auténtica esencia del RockandRoll.
Y en esta golosina que nos regala
Scorsese, se come la cámara en cada plano en cada segundo, en cada nota malsana
que sale de su siempre caótica guitarra.
Solo tres intrusos hacen bajar la nota a
esta maravilla. En primer lugar Bill Clinton y el petardo de su Señora que
aparecen durante unos minutos para promocionarse y vendernos lo mismo de
siempre a costa de bajarnos a todos la moral. Y en segundo lugar Cristina
Aguilera que canta “Live with me” a dúo con Jagger, en un momento que nosotros
pronto olvidaremos y que ella cuando haya decidido al fin abandonar los
escenarios será el único de su carrera de cartón piedra que podrá recordar sin
caer en el sonrojo.
(Del Libro "EL CINE QUE RESPIRA" , Oviedo 2014)
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